Libre Albedrío y Monismo Sustancial: Un Análisis Profundo desde la Filosofía de la Mente Contemporánea y las Ciencias Empíricas
Caveat lector.
Explorando los Fundamentos del Libre Albedrío y el Monismo Sustancial
Es fundamental aclarar desde el inicio que rechazaremos la noción de que cada acción humana requiere necesariamente una sinapsis previa. No porque esto sea incorrecto, sino porque consideramos que la sinapsis es una condición esencial para el movimiento, especialmente en los individuos. Afirmar que la libertad es una ilusión por la presencia de sinapsis sería absurdo. No estamos proponiendo un dualismo sustancial; es crucial aclarar esto para evitar malentendidos, ya que podría suponerse que la libertad es incompatible con un monismo sustancial en la filosofía de la mente contemporánea. Para este análisis, compatibilizaremos la definición de libre albedrío de la Enciclopedia Británica con el realismo biológico de Searle y el monismo de Maturana, eligiendo estos enfoques por su relevancia y accesibilidad.
Desafiando Ideas Tradicionales en Filosofía de la Mente
El propósito de este texto es cuestionar la definición de libre albedrío propuesta por la Enciclopedia Británica y examinar su aplicabilidad epistemológica, aunque sea compatible con el monismo sustancial en las neurociencias contemporáneas. Nuestro objetivo es evidenciar que la operacionalización del concepto es arquetípica, estereotipada y, por lo tanto, insostenible. En resumen, buscamos demostrar que esta no es una operacionalización adecuada del concepto para filosofar sobre la libertad o el libre albedrío.
Un Enfoque Metódico para Desentrañar Conceptos Complejos
En este análisis, adoptaremos un enfoque analítico y emplearemos la descomposición de términos como método. Esta descomposición no implica una reducción en términos de complejidad conceptual, sino una comprensión más profunda de la relación entre los elementos de las premisas.
Este método de descomposición, que no es una reducción, sino una forma de exponer la misma idea de manera extensa o comprimida, se aplicará a lo largo del texto. Mostraremos cómo la discusión sobre el libre albedrío está intrínsecamente relacionada con la cuestión de si el mundo es eterno o no. A través de la descomposición de premisas, no solo se demostrará la antinomia de relación, sino que también se explorará la antinomia matemática, la primera de las antinomias kantianas. Este enfoque analítico nos permitirá desentrañar las complejidades del debate y descubrir las conexiones fundamentales entre conceptos que pueden parecer distintos a primera vista.
Introducción:
Como se mencionó anteriormente, la definición de “libre albedrío” presentada, tomada de la Enciclopedia Británica, nos lleva a una antinomia de la razón, específicamente a una antinomia de relación. Esto resulta en la posibilidad de argumentar con igual fuerza tanto a favor de la tesis como de la antítesis, generando una isostenia argumental que impide la adopción de una postura definitiva. Esto nos lleva a la suspensión del juicio (la epoché). Procederemos con la demostración.
Reformulando el Libre Albedrío en Términos Científicos y Filosóficos
Sobre el Libre Albedrío y el Monismo (Primera Descomposición)
Permítanme reformular la definición de libre albedrío en términos más técnicos para favorecer el análisis; es decir, descomponer los términos:
“El libre albedrío se entiende como la capacidad o poder de los seres humanos para tomar decisiones o realizar acciones independientemente de cualquier evento o estado previo en el universo.”
Podemos reescribir esto de la siguiente manera:
“El libre albedrío (L.A) puede entenderse como el comienzo incausado (CI) de una serie de causas (SC).”
Ambas definiciones, aunque formuladas de manera diferente, convergen en la idea de que el libre albedrío implica un inicio de decisiones humanas no causado por eventos o estados anteriores en el universo, incluyendo factores como la biología y la genética. Estableciendo esta equivalencia, procedemos a demostrar la compatibilidad de esta interpretación de la libertad con el monismo sustancial en la filosofía de la mente.
Así, con la formulación L.A = CI(SC), concluimos que esta interpretación no entra en conflicto con el monismo sustancial. De hecho, resulta compatible con la teoría de la realidad biológica de Searle y el monismo de Maturana en la filosofía de la mente contemporánea. Esto se evidencia al señalar las características congruentes y donde A no necesariamente implica B.
En el contexto del debate sobre el libre albedrío, la noción de “causa incausada” puede relacionarse apropiadamente con el concepto de autopoiesis de Humberto Maturana. En esta comparación, nos centramos en la idea de que una entidad puede ser la causa inicial de una serie de causas sin ser, a su vez, efecto de otra causa externa.
La definición de libre albedrío como el “comienzo incausado de una serie de causas” (L.A = CI(SC)) sugiere la posibilidad de un inicio autónomo, no determinado por eventos previos. Esta idea se alinea conceptualmente con la autopoiesis, donde un sistema es capaz de ser su propia fuente inicial de actividad y causalidad.
Formalmente, esto puede expresarse de la siguiente manera:
- CI = no efecto de otra causa (Una causa incausada no es efecto de otra causa).
- Acciones autopoiéticas (A) = Acciones que tienen su origen causal en sí mismas.
Por lo tanto:
- A no es efecto de otra causa.
Concluyendo que:
- A = no efecto de otra causa.
Llegamos a la conclusión de que:
- CI es equivalente a acciones autopoiéticas (CI = A).
Por lo tanto, la fórmula se reescribe como:
El libre albedrío es una acción autopoiética que es, a su vez, la primera en una serie causal (L.A = A(SC)). Con la autopoiesis, hacemos compatible la causa incausada con la comprensión actual de sistemas moleculares.
En segundo lugar, la noción de “comienzo incausado” (CI) implica una forma de causación descendente (CD), donde los procesos biológicos pueden ser influenciados por factores que no son inherentemente parte de esos procesos. Esta perspectiva se alinea con la idea de Searle de que las propiedades mentales pueden tener un impacto causal descendente en los procesos biológicos. Así, CI puede ser sustituido por CD sin problema.
Además, la definición no niega la influencia de eventos previos en el universo; más bien, subraya que hay un momento inicial no completamente determinado por eventos anteriores (EP⇏CI). Esto se ajusta a la visión de Searle sobre la relación entre la biología y la iniciativa personal en su discusión sobre la intencionalidad. Se eligió este modelo monista por la conveniencia del texto.
Entre la Tesis y la Antítesis: Un Conflicto Filosófico
Demostración de la Antinomia:
Hipótesis 0 (tesis): “La libertad sí existe en el mundo como un comienzo incausado de una serie de causas.”
Hipótesis 1 (antítesis): “No, en el mundo no puede existir un comienzo incausado de una serie de causas.”
A favor de H1:
Lo que sostiene H1 es que no hay en el mundo una causa que no sea, a su vez, efecto de una causa anterior. Cada acción humana, por más espontánea que parezca, está intrínsecamente ligada a lo que percibe el individuo y a cómo lo interpreta. Los estímulos recibidos y el filtro emocional aplicado condicionan el tipo de proceso cognitivo activado, delineando rutas sinápticas específicas. Este proceso, a su vez, incorpora elementos de la memoria episódica y del yo autobiográfico, así como planes y objetivos establecidos, culminando en la ejecución de una acción concreta. Es fundamental comprender que cada causa es, en realidad, el efecto de una serie de causas previas, como las sinapsis nerviosas que actúan como mediadoras, sinapsis que a su vez son posibles dado que las neuronas son las expresiones fenotípicas de causas genotípicas, etcétera.
Este enfoque recalca que el ser humano se encuentra inmerso en un constante ciclo de percepción y acción, donde cualquier decisión, aunque parezca espontánea, representa simplemente la fase “acción” de dicho ciclo. Esta acción, a su vez, es una consecuencia condicionada por la memoria autobiográfica en respuesta a un evento percibido en el entorno.
Por tanto, sería absurdo y contradeciría nuestras leyes naturales suponer que existe una causa (aunque esta sea el libre albedrío) que viniese de la nada y constituyese el origen de una serie de causas (una serie de acciones humanas), pues “ex nihilo nihil fit” (de la nada, nada surge).
A favor de H0:
La crítica principal que se puede enmarcar desde la tesis a la antítesis es que “no se puede suponer una cadena infinita de causas.”
Si seguimos lo propuesto en H1, la conducta humana podría explicarse mecánicamente si se conociese la totalidad de las series de causas que intervienen. Sin embargo, sabemos que este enunciado es falso y que solo podemos hacer predicciones probabilísticas, pero no necesarias. Por lo tanto, la acción no se sigue necesariamente de sus condiciones materiales.
Sabemos, por ejemplo, que la mayoría de pacientes con esquizofrenia no tienen antecedentes de esquizofrenia en su familia directa. También sabemos que, aunque ambos padres desarrollen la enfermedad, solo hay un 36% de probabilidad de que se manifieste en los hijos.
Asimismo, aunque existan predisposiciones genéticas con repercusiones fenotípicas verificables, su relación con patologías como la depresión es apenas probabilística y no determinista. Si bien estos pacientes tienen una mayor probabilidad de desarrollar la patología, esta característica es solo un factor que aumenta la probabilidad, pero no hay un nexo causal necesario. Esto se aplica no solo a las patologías, que son más fáciles de explicar, sino también a la complejidad de la experiencia humana. Sabemos que la psicofarmacología no cura la psicopatología por sí sola, sino que requiere de intervenciones mixtas entre psicoterapia y psicofarmacología. Además, no todos los casos clínicos requieren de intervención farmacológica.
Es decir, sabemos que la serie de condiciones biológicas, la historia del sujeto y los sistemas en los que está envuelto son apenas el ambiente en el que emerge la acción, pero no pueden determinar la totalidad de esta. La modificación total o parcial de uno o varios eventos no puede afirmar la modificación de la acción. Por lo tanto, la acción no es una consecuencia necesaria de estos eventos.
Si el libre albedrío estuviera determinado causalmente, no habría justificación para la reinserción social o la terapia.
Resultado:
Como se puede apreciar, no solo no hay evidencia suficiente para rechazar una u otra proposición, sino que se pueden utilizar argumentos científicos para ambas posiciones, manteniendo la discusión dentro del marco monista de la filosofía de la mente. Esto demuestra que la operacionalización de los conceptos es inválida y que la definición solo permite pensar la misma realidad desde dos posturas contrapuestas. Por esta razón, en la filosofía de la mente contemporánea, la libertad suele estar más asociada a posturas sartreanas, incluso llevadas al laboratorio, como lo hace Fuster en su libro sobre la libertad y el cerebro.
Es interesante notar que cuando H0 y H1 entran en conflicto, revelan que son solo formas distintas de la antinomia matemática, presuponiendo una u otra solución en esta antinomia.
El Mundo: Finito o Infinito, una Cuestión Eterna
Segunda Descomposición: Hacia la Antinomia Matemática
De la demostración anterior, concluimos que ambas proposiciones pueden reescribirse así:
H0 (tesis): “En el mundo sí existe una causa incausada que inicia una serie de causas, ya que no puede haber una cadena infinita de causas hacia el pasado.”
H1 (antítesis): “No hay en el mundo una causa incausada que sea origen de una serie de causas, porque tal causa primera surgiría de la nada, y ‘ex nihilo nihil fit’ (de la nada, nada surge).”
Estas premisas pueden expresarse de manera equivalente como:
- H0: “El mundo tiene un comienzo finito.”
- H1: “El mundo es infinito en términos causales.”
Cuando abordamos la cuestión de una infinitud temporal, podemos reescribirlo así:
- H0: “El mundo no es eterno.”
- H1: “El mundo es eterno.”
Al final, tal como lo demuestra Kant, regresamos a una antinomia matemática.
Implicaciones para la Filosofía Contemporánea y Más Allá
Esta reescritura demuestra que lo que parecía una discusión sobre el libre albedrío y su compatibilidad con el monismo sustancial en realidad nos conduce a una reflexión más profunda sobre la naturaleza del tiempo y la existencia. La filosofía de la mente contemporánea y las ciencias empíricas nos ofrecen herramientas para explorar estas preguntas, pero también nos muestran los límites de nuestro entendimiento actual y la necesidad de continuar cuestionando y explorando.
Al abordar estas cuestiones desde diferentes ángulos, tanto filosóficos como científicos, podemos comenzar a apreciar la complejidad de conceptos como el libre albedrío y su relación con nuestra comprensión del mundo. Este tipo de análisis profundo es esencial para avanzar en nuestra comprensión y para continuar el diálogo entre diferentes disciplinas, buscando respuestas a algunas de las preguntas más fundamentales sobre nuestra existencia.
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